miércoles, 22 de agosto de 2007

Lo que se hereda...

Dicen que lo que se hereda no se hurta. Creo que éste es EL caso.
Ayer le avisé a mi esposa que llegaría tarde porque iría a jugar billar con unos amigos. Eso de "jugar" fue un mero eufemismo, pues meter pesadas bolas en buchacas imposibles de atinar cuando se empuja el esférico con un miserable y cuhezco palito, tiene muy poco de divertido. Lo que a uno en verdad lo anima a seguir intentándolo son los sorbos de vodka y cerveza que nos acompañan entre tiro y tiro. Allende, claro, de una conversación casi velada.
Antes de llegar al santuario del pool, como a eso de las 17:00 horas, (Josefina me corrije en la madrugada y me dice que eran las 19:00 horas) le pregunté a LOM (La Orgullosa Madre, para seguir con los acrónimos), si todo estaba bien. Ésta es una de esas preguntas inútiles que lo único que hacen es bajar el remordimiento de que uno la va a pasar bien con los cuates mientras la madre sigue empollando en la casa.
Me dijo que sí. Peeeeeero, ingenuo de mi, no reparé en que cuando la llamé, ella estaba en una tienda llamada Sears. Lo único que me acuerdo ahora es que me comentó que buscaba "algo" para Julieta.
Cuando hoy llego a mi casa, a la 1:53 am del miércoles, me encuentro con la siguiente escena:



Debo reconocer que en esta coleccíón Otoño-Invierno hay cosas de fabricación casera, producto de la creatividad, angustia, habilidad y nerviosismo de mi esposa. Algunas de las prendas de diseñador (el diseño es de JRNY o Josefina Ricaud New York) son las siguientes:



Esto no quita que ahora esté convencido que el consumismo sea un mal genético y que desde ahora empiece a resignarme a que la Julieta sea tan compulsiva para las compras como lo es hoy LOM.
En todo caso, debo confesar algo: no me importa que así sea. Las amo a las dos y qué más da si a ellas les gusta ir a dejar su dinero en las tiendas. Si a mi me da por dejar el mio en donde no le atino ni a las buchacas más grandes, cuantimás lo pueden hacer ellas que al menos llegan con algo a la casa y no como otros, que llegamos con las manos vacías (aunque eso sí, con el corazón contento...)

1 comentario:

paola ortega dijo...

ayy ojala mi papa pensara lo mismo de qe no importa dejar el dinero en la tienda jajaj
los queremos y ya qiero ver a julyy
muchos saludos y besos