viernes, 5 de octubre de 2007

Siguen las fiestas

1. El programa fiestero sigue y esta noche tendrá lugar la más relajada. Me han hecho prometer (non solo LOM) que no la termine a punto de uva y que tampoco salga como los toreros: cargado en hombros. Yo me portaré como padre de familia en junta escolar y cumpliré mi promesa. Además, mañana sábado tengo una cita a las 8 de la mañana (abrirle la puerta a nuestras queridísima Feliciana, que llegará a esa hora a limpiar de borrachos la casa), y otra a las 10 (compromisos guacalézcos de trabajo). Tomaré muchas fotos y se las mostraré mañana.

2. Ayer tuvimos una maratónica reunión en nuestra escuela de padres. Duró tres horas. Yo creo que fue porque tocó la visita del pediatra, y hagan de cuenta que me sentí como si fuera un grupo de personas que están a punto de estrenar auto nuevo y tienen una reunión con su mecánico de confianza. ¿Cuándo se les cae el ombligo?, ¿es necesario el tamiz?, ¿cada cuántos kilómetros se les da servicio a los niños? El pediatra, que es parte del Clan Cora, le cayó bien a LOM. A mi no me causó ninguna impresión en especial. Sólo me sorprendió lo chiquito que es; espero que así se gane más rápido la confianza de los peques.

jueves, 4 de octubre de 2007

miércoles, 3 de octubre de 2007

Únete a los optimistas

Siento la confusión que causó el post de ayer, pero es que he estado tan angustiado que primero se me ocurrió escribir mis fantasías más horribles sobre el momento del parto. Entonces me imaginaba atrapado en el tráfico de lunes en la mañana, sin pila en el celular y sabiendo que LOM estaba en plenas contracciones. Me pareció tan angustiante lo que fantaseaba que podía pasar en el Día D que mejor escribí la versión opuesta. Eso me obligó a pensar en el parto perfecto y, si fuera cierto lo que dicen mis amigos esotéricos, de paso pedirle al Universo que conspirara a favor de dicho escenario. Así surgió el post de ayer. Hoy, en cambio, tocaba el turno al escenario dos, que era el original y donde Murphy, el de la ley, estaba presente todo el tiempo. Le dí a leer un borrador a LOM y se puso muy nerviosa. Me dijo que el texto transmitía angustia ("Y vos, ¿qué creés que estoy sintiendo?", me y le pregunté mentalmente en su idioma). En todo caso, preferí no publicarlo para evitar confusiones en los lectores y en el Universo (y que conste que aún no veo la película El Secreto). Así fue como me uní al Club de los Optimistas y, por favor, no me dejen salir de aquí. ¿Ok?

PD: Ja ja ja ja ja... me imaginé una escena en donde estoy yo frente a un grupo de gente que pertenece a un club llamado "Libérate de Murphy" con el siguiente diálogo:
- Hola, soy Adolfo.
- Hola Adolfo -responden los presentes.
- Y yo soy... soy... soy...
- Dilo, tú puedes -me animan algunos de la fila de hasta adelante.
- Soy... un... pesimistaaaa. Buaaaaa!!!!!!!

martes, 2 de octubre de 2007

Escenario 1

Viernes
7:00 pm. LOP regresamos a casa después de ir al súper y LOM empieza a sentir algo distinto en su vientre. Es la semana 39 del embarazo: no sería raro que fueran las contracciones. En todo caso, no hay dolor. En lugar de preocuparse prefiere relajarse y descansar en la sala con las piernas levantadas en el sillón. Así vemos La era del hielo 2.
10:00 pm. LOM siente un poco de hambre. Va a la cocina y se prepara un manjar, aprovechando que el refri está lleno.
11:00 pm. Nos vamos a la cama y dormimos como troncos.

Sábado
8:00 am. Adormilada, LOM va al baño y con toda pulcritud nota cómo deja en el inodoro el tapón mucoso y ve tranquila como se le rompen las membranas. Empieza a sentir pequeños y continuos jalones desde la parte baja del vientre hacia la espalda. Tampoco hay dolor.
8: 30 am. Desayunamos pan tostado y café endulzado con piloncillo. No sabemos cómo llegó una bolsa de pan de dulce a la cocina que contiene una rebanada de mantequilla, una concha de vainilla con un poco de queso al centro y un bigote con mucha, mucha azúcar. Me los como todos sopeados en una enorme tasa de café.
9:30 am. LOP tomamos nuestro baño, pero el sabatino, el que se hace sin prisa.
12:00 am. LOM ya siente tres tironcitos continuos que duran diez minutos cada uno. Exactamente lo que habían previsto las instructoras. Llamamos al doctor y a nuestra coach de parto. Les damos los síntomas y nos quedamos de ver con ellos en el hospital. Es el primer sábado del hoy no circula, y a todos les toca descansar menos a los que tienen una placa como la de mi auto. La ciudad está desierta. Las avenidas se gozan al recorrerlas. Luce tan atractiva la metrópoli que LOM y yo decidimos dar una vuelta en auto por la plancha del Zócalo antes de entrar al hospital. Así lo hacemos.
2:00 pm. Llegamos al sanatorio a la hora de la comida, así es que las monjitas nos están esperando con sendos platos que contienen un chile relleno bañado en abundante crema de nuez y con la granada más roja que jamás hayamos visto. Todo está bien con LOM, así es que comemos tranquilamente. Yo trato de recordar desde cuándo se acepta que sirvan alcohol en los hospitales, pues una monjita me ha llenado al tope un caballito del tamaño de un vaso jaibolero con tequila Tradicional. El vaso es medio raro. Tiene un termómetro y marca cero grados exactos. Me lo tomo de un jalón después de hacer una leve reverencia con la cabeza a la afable monjita. Ella de inmediato toma la botella y me llena de nuevo el caballito. La Jose no entiende mucho porqué en ese lugar hay mentitas bañadas en chocolate, una extensa variedad de galletas de agua y cientos de grisines. Pero come de todo por igual. El doc y nuestra coach también gozan del banquete, tanto del chile en nogada como del tequila. La sobremesa no puede ser mejor. Cada uno cuenta los mejores chistes y anécdotas que conoce y le han ocurrido. Hasta las monjas participan. Ahí, la Jose se anima a tomarse una copa del Balleys que lleva en la pañalera.
4:00 pm. Todos pasamos a la sala de LPR, que en lugar de significar Labor, Parto y Recuperación, significa Licor, Plática y Relajamiento. La Jose se mete al jacuzzi mientras yo pongo música.
4:40 pm. LOM nos anuncia que el momento ha llegado. Todos guardamos silencio. Me pide que me ponga frente a ella y que la sostenga de los brazos. Poco a poco vemos que de entre sus piernas sumergidas en el agua se empieza a ver una cabecita. Desde afuera se ve cómo la nuca empieza a dar vueltas sobre sus eje y así logra sacar un brazo. LOM está tan emocionada que no se ha percatado de los dolores. Puja un poco y logra que salga Julieta de un jalón. De inmediato me suelta los brazos y la toma entre los suyos. La saca del agua lentamente y se la pone en su pecho. No hay llanto. Julieta sólo tose un poco. La sala está casi en silencio. Todos estamos expectantes viendo la escena. Se escucha sólo un murmullo. Es la madre que le habla a su hija. Le da la bienvenida y le platica que la esperaba con mucho amor. Me acerco y abrazo a la madre. La beso. Julieta, que había quedado entre nosotros, empieza a hacer ruiditos que parecen estornudos a un volumen bajísimo. Me acerco a ella y la beso también. Le digo que estoy feliz de conocerla y de verla por fin sin un monitor de por medio. LOM la acerca a su pecho y de inmediato Juli se prende de uno de ellos.
5:30 pm. Llamo por teléfono a la familia y a los cuates. Todo sale maravilloso.

Ayer cumplimos 33 semanas de embarazo y sigo sintiendo angustia porque se acerca EL momento. Mientras, sueño...

domingo, 30 de septiembre de 2007

Familia grande, gran familia

Primero, fue como una prueba de resistencia donde había que subir tres pisos con obstáculos. Había que subir sillas del garage a la casa; veinte, para ser más exactos o cinco viajes de cuatro sillas. Y una vuelta más para la mesa plegable, el mantel y las fundas (¡Sí!, mi mamá presta sus sillas con todo y fundas de moñito rosa... y quedan como de salón nice en tarde de coctel). Luego, fue como una carrera de 100 metros planos con un garrafón de 20 litros comprado en el Oxxo de la esquina. Después, el triatlón: compra de seis pollos rostizados, tres baguettes, y vasitos de salsa y chiles en escabeche. Cuando parecía que mis Olimpiadas personales habían terminado, nanáis, ahí aparece una prueba no superada. Ni siquiera competida. Clavado en la pastelería más llena de la colonia Narvarte para comprar la gelatina que daríamos de postre. Resultado de la prueba, todo listo a las 13:55 horas. Uff!!! Cinco minutos antes de la hora estimada. Y a partir de ahí, a celebrar la llegada de Julieta. La familia (suena como película de El Padrino) decidió llamarlo baby-shower, pero a estas alturas de la vida qué importa el nombre de la reunión. Vinieron todos, los previstos, empezando por LOAM (ambos dos), LOT con sus respectivas familias (Eduardo, Mónica, Patricia, Lupe, Teresa y Lourdes. Faltó Beto, que estaba trabajando, pero tuvo dignos representantes). les puedo decir orgulloso que había quorum hasta para una asamblea, pues estábamos siete hermanos de 12. Julieta estuvo refestejada y reregalada. Muy apapachada, como se merece, faltaba más. Aunque no era el objetivo (se los juro) todos, todos se mocharon. Bien y bonito, debo decir y agradecer. Hubo de todo, desde aretitos hasta mamilas, jabones, toallitas, ropita y... ¡¡¡su primera muñeca!!! Yo terminé muerto, pero feliz. Ayer corroboré lo que ya presentía: Julieta es una gran razón para hacer fiesta. Así es que saquen los gorritos, los silbatos y los espantasuegras, porque de aquí a que nazca, no paramos...