Con un hijo en puerta, a uno le crece el sentido de la responsabilidad (a otros, apenas les nace, pero algo es algo). Empieza a interesarse por los seguros de vida y de educación para los hijos. Hasta se quiere empezar un negocio para no dejar sin patrimonio a la familia en caso de que uno falte.
Ahora también sé que el embarazo es la mejor manera de despertar la iniciativa, las ganas de hacer cosas, de crear, de comunicar... Al menos eso es lo que me ha estado sucediendo a mí. Ahora tengo algunos proyectos que me quitan el sueño de la emoción y siento que esa insipiración la recojo del momento que estoy viviendo con el embarazo. Me queda claro que ese combustible adicional que siento viene de Juli. Ya me lo habían dicho algunos padres y ahora lo compruebo.
Lo que francamente no sé, y tampoco he preguntado, es cuánto dura esa energía. ¿Sólo durante el embarazo? ¿El primer año? ¿Mientras el hijo o la hija dependa de uno?
Me gustaría pensar que la energía durará siempre, pero quizá no sea así. Tal vez, con el paso del tiempo todos caigamos en la trampa de la costumbre y veamos cómo una infinita alegría se convierte en una carga pesada.
Son divertidas las primeras noches de insomnio, son la novedad. Pero cuando se tiene que trabajar al día siguiente, los oídos dejan de escuchar un llanto de esperanza y sólo percibe desgarradores berridos.
Al principio, no hay regalito que parezca caro o que el crío no se lo merezca. Lo mismo si es una cuna, un mueble o la ropita que sabemos que sólo usará unas cuantas veces en la vida. Pasa el tiempo y uno empieza a renegar de lo que se gasta en el chamaco. Supongo que la cúspide es cuando los padres empiezan a dejar medio sueldo en la educación de su hijo. "Vale la pena", escucho a algunos padres. Su rictus dice otra cosa. No estoy seguro de que ellos estén seguros de que vale la pena. Tal vez tratan de convencerse a sí mismos de que sí. Tal vez eso mismo nos pase también a la Jose y a mí.
Pero puede ser todo lo contrario. Y que todo lo que he escrito en este post sean sólo fantasías. Quizás el empuje que un hijo inyecta a sus padres nunca se acaba. Quizás este tipo de energía sea como una gasolina que cuando registra que el tanque se está vaciando, se repoduzca y vuelva la aguja a la rayita de "Full". O a lo mejor los hijos son como una grúa que uno nunca se percata que camina en la misma carretera, pero que cuando uno siente que el motor empieza a hacer ruidos raros o que le empieza a salir humo, aparece ahí, en el espejo retrovisor.
Espero que cuando nuestro auto empiece a cascabelear, la Jose y yo miremos el retrovisor y nos encontremos con la mirada de Julieta. Estoy seguro es que sí hoy, Mónica y Álvaro voltean a ver su propio retrovisor, verán las caras de Ari y de Gabo, y que eso les dará la fuerza y la sabiduría para saber qué hacer en estos momentos y cómo hacerlo.
Menú de lujo. Gabo almorzando un lápiz durante nuestra boda por el civil. Sorry por el rezago de la foto (fue en agosto de 2005), pero no encontré una más reciente...
3 comentarios:
¿Te he contado que le regalé una cámara a mi papá para su cumple 60?, Ayer nos fuimos a tomar fotos a la torre latino... mi jefe es el mejor cómplice para todas "absolutamente tooooodas las tarugadas" que a mi se me ocurren.
Yo creo que esa energía de la que hablas ni a mi jefe ni a mi se nos han quitado.
Y en el fondo muy muy muy muy profundo de mis anhelos creo que eso es de las primeras cosas que se me hacen bien lindas de eso de la maternidad, el hecho de fabricarme un cómplice.
Señor EOP,
Ojalá se pudiera estar embarazado (a) siempre... Claro, hay periodos de embarazos pequeños y otros de grandes embarazos. Como dijera mi abuelita, hay quienes están un poquito embarazadas y quienes están muy embarazadas.
Todo mi debraye viene porque me quedé pensando qué nos motiva a los que no tenemos ni esperamos hijos en este momento. Porque tampoco andamos por la vida así de capa caída. Y pues se me ocurrió que cada quien tiene sus embarazos y sus hijos. Para los escritores, por ejemplo, un embarazo es el libro que están escribiendo y cuando lo publican, se vuelve su hijo. Un cuadro para un pintor y bueno, un reportaje para un periodista. Para mí, algunos reportajes fueron grandes embarazos y con otros, sencillamente fui una madre desnaturalizada. Claro, un hijo (de carne y hueso) no es como el libro que se publica y se coloca en el librero. Por eso, lo que más nos motiva como humanos es un hijo que se mueve, siente y emite algún sonido. Así algunos adoptan hijos perros, otros, hijos plantas o hijos humanos. Otros de plano, prefieren hijos auto, hijos botellas o hijos trabajo.
Así es que lo importante es estar embarazado todo el tiempo porque los proyectos por venir siempre nos motivan más que las cosas que ya están hechas. Y bueno, si se trata de escoger un hijo, hay que escoger uno con el que se pueda tener la mayor interacción posible para que el hijo no quede arrinconado y empolvado en algún lugar invisible de nuestras emociones.
A dónde iba? Ah... ya me acordé. Pues aprovecha esta etapa en la que estás muy embarazado para arrancar otros proyectos que te emocionen más y entre más cosas te emocionen, yo creo que el embarazo y la alegría no van a disminuir... No crees?
Saludos,
Tania
P.D. Esta teoría no ha sido científicamente comprobada, por lo que recomendamos practicarla en casa con la supervisión de un adulto.
Miss, Tania, gracias a ambas dos por sus comentarios. Me gustan sus sendos conceptos de complicidad filial y de estar siempre embarazados. Me congratulo de ver comentarios de dos queridas amigas en este post, pero sobretodo me llena de orgullo ver el contenido inteligente y sensible de los mismos (ufff! siento que ya hablo -y escribo- como papá...)
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