martes, 25 de septiembre de 2007

Mamíferos somos

Les he prometido escribir sobre mil temas, así es que ya va siendo hora que cumpla. Qué tal si comenzamos con ese raro asunto de mamiferizar el parto.
Pues resulta que por ahí anda un médico obstetra francés llamado Michel Odent, a quien se le considera como el padre del parto en agua. Él ha escrito varios libros y muchos artículos acerca de lo que ocurre antes, durante y después del nacimiento de un ser humano. Según pude averiguar, es de lo que cree que se requiere muy poca intervención al momento del parto, pues la madre es capaz de hacer un buen trabajo por ella misma. (En uno de sus libros destaca el altruismo de la oxitocina, pues lo mismo se le relaciona a esta hormona con las contracciones del útero en el momento del parto que con la percepción de amor).
Pero, según nuestras entrenadoras, para que las mujeres sientan más claramente los afectos durante el parto es necesario que bloqueen su parte racional que se ubica en la parte frontal del cerebro, para que durante esos momentos sólo sean mamíferos. No más, pero no menos.
Al mamiferizarse (que palabra tan complicada) aflorará el instinto de las parturientas; sabrán, como en antaño, cuando se acerque el momento del parto, y buscarán la posición y el lugar en donde se sientan más cómodas para dar a luz, tal y como lo hace cualquier mamífero hembra.
Yo no sé qué tan posible es esto para una mujer embarazada. Incluso, para cualquier persona. Algunos estamos muy acostumbrados a exigirnos, antes que nada, raciocinio (aunque muchas veces actuemos sin pensar) y no imaginamos cómo sería regresar a la esencia de la propia especie. No es fácil lo que pide Odent. Es casi como renunciar a lo único que nos diferencia del resto de los seres vivos.
No he discutido este punto de mamiferizar el parto con Josefina (aunque a juzgar por algunas de sus reacciones cuando ha estado enojada, quizá no le cueste tanto trabajo). Pero estoy seguro que el amor (y por tanto, la generación de oxitocina) es tan antiguo como los seres que lo sentimos. Y que desde siempre ha sido uno de los factores que le ha permitido sobrevivir a la raza humana. Después de todo, no suena tan descabellada la idea de este doctor.
Mientras sigo reflexionando al respecto, tengo una maravillosa tarea científica por cumplir: provocar la mayor cantidad de oxitocina en el organismo Josefina. Todo sea por el bien del parto y porque en su momento, no falten las contracciones. Así sea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!

Desde cuando tenía ganas de escribirles, pero ya saben, siempre por una u otra razón no lo había hecho. Pero quiero que sepas que siempre que leo lo que escribes me divierto y me identifico mucho, pues a veces lo que cuentas es justo por lo que Victor y yo también estamos pasando (por ejemplo los cambios de humor y esas ondas… jajaja).

Me da mucho gusto que podamos compartir la bendición de la espera de nuestras nenas tan estrechamente, tanto con ustedes como con Eduardo y Alma, pues siento que la relación tíos – sobrina se ha hecho más de amigos y mucho más especial.

Les deseo lo mejor y que sigan viviendo tan intensamente la espera y llegada de la Primita Julieta.

Con Cariño

LFSE (La Feliz Sobrina Embarazada)
Adriana