El lunes les prometí que al día siguiente les terminaría de contar la historia del nacimiento de Julieta. Bueno, pues fue otra inocentada mía la de creer que podría escribir en este blog tan seguido como lo hacía antes de que naciera Juli. Ahora que tengo un tiempo lo haré.
Me quedé en que la instructora y el doctor nos dieron el banderazo de salida para irnos al hospital. Creo que eran casi las 2 de la mañana. Aunque ya todo estaba listo en el auto para irnos, demoramos mucho en salir. Las contracciones de Jose eran cada vez más frecuentes y cuando sucedían la paralizaban. Así es que tardamos como 10 minutos tan solo en bajar las escaleras de la casa. Supongo que fueron 10 porque LOM tuvo tres contracciones en el camino. El trayecto al hospital estuvo libre de tránsito, pero tenía que ir alerta porque los viernes en la noche y la madrugada de los sábados las calles están llenas de quienes andan de fiesta (si lo sabré yo). El hospital está a unos 10 ó 12 kilómetros de la casa, así es que tardamos como 10 minutos en llegar o el equivalente a otras tres contracciones. Llegamos justo cuando llegaba la instructora. El doctor ya estaba dentro. Mientras ambos revisaban a LOM, yo llenaba el registro del hospital. Regresé adonde estaban revisando a la Jose y me encontré con la sorpresa que ¡casi había dilatado totalmente! O sea, Julieta estaba más cerca de lo que pensaba cualquiera de nosotros. Fui por las maletas al auto y luego busqué un lugar en donde estacionarlo, pues lo había dejado en la mera puerta del hospital. Los que atendían el estacionamiento estaban dormidos o no estaban, así es que lo dejé en la calle. Regresé al cuarto que llaman LPR o Labor Parto y Recuperación y ya estaban llenando la tina. Jose sufría las contracciones a un lado de ella. Unos minutos después la tona estaba lista, así es que LOM se metió en ella y ufff!!! parece que descansó un poco del intenso dolor que hasta entonces había tenido. En ese momento ya eran las 3de la mañana. Alguien me dijo que podía usar el aparato de sonido que estaba en la sala, y como íbamos bien preparados puse uno de los discos que le gustan a Jose (creo que eran los éxitos de Sixpence None the Richer). Mientras venían las contracciones, la instructora y el doc le indicaban a Jose cuándo y cómo pujar. A pesar del alivio del agua caliente, se veía que los dolores que sentía LOM eran intensos. Sin embargo, las membranas nomás no se rompían, así es que el doc les dio una ayudadita con un palito de madera. A eso de las 4 de la mañana vimos aparecer al pediatra. No sé quién le llamó, pero como era parte del Trío Galáctico, no podía faltar a la fiesta. Para mi, su presencia fue sínónimo de que ya estaba aún más cerca el momento. Sin embargo, un buen rato estuvieron hablando el ginecólogo y el pediatra del otro lado de la sala, y sólo Cora y yo estábamos junto a la parturienta. Yo estaba muy nervioso, al grado que se me cayó el jugo que estaba tomando LOM junto a la tina. La Jose cambió una vez de posición pero unos minutos después regresó a la habitual. De pronto, el doc, que de nuevo estaba junto a la tina, le preguntó a LOM si quería tocar la cabeza de Julieta. Jose sólo se agachó un poco y pudo hacerlo. (Ahora no se acuerda que sintió la cabeza). Un poco antes de las 5 de la mañana, LOM se animó y empezó a pujar más y más fuerte. Todos en la sala nos pusimos más alerta aún. "Así, así... sigue pujando... más fuerte... en la otra sale, así... no lo sueltes...", y de pronto salió Julieta del agua. Apenas salió y tosió un poco. De inmediato el doc le paso a la bebé al pediatra. Éste le dio la vuelta a la tina y se la puso en el pecho a la madre. Casi al mismo tiempo le dio unas tijeritas y le pidió que cortara el cordón umbilical. Jose estaba un poco confundida, pero así lo hizo. Al levantarse el pediatra con la Juli entre sus manos, ésta se desguanzó. Julieta era como un trapito, no tenía nada de fuerza. Ahí me asusté mucho. Creo que LOM no la vio a conciencia porque si no, se hubiera espantado aún más. Todos estaban en posición de alerta. El pediatra me pidió que lo acompañara. Ahí mismo en la sala había una lámpara que proyectaba una luz que daba calor. Ahí puso a Julieta y m pidió que le hablara y que la acariciara. Así lo hice. Primero puse mis manos en su pancita, luego en sus bracitos y en sus manitas. Le decía que ya tenía ganas de conocerla y que estaba muy bonita. Mientras, el doctor le quitaba la mucosa de la boca y de la nariz. Le revisaba también el número de dedos, los genitales y los oídos. Conforme pasaban los segundos, Julieta, que siempre se mantuvo muy tranquila, comenzó a reaccionar muy bien. Su cara seguía mi voz como si entendiera lo que le estaba diciendo. Sus ojos, siempre bien abiertos, estaban como tratando de reconocer en dónde estaba. Un par de minutos después, el pediatra me dijo que todo estaba muy bien y me pidió que yo la vistiera para llevarla con la madre. Con el miedo que me dio ver a Juli desguanzada, la noticia de que todo estuviera bien me animó más a vestirla. Las clases de Jose sobre cómo poner una pañalerita o cómo meterle las manos en un suéter no sirvieron de nada. El doc me ayudó y pronto Juli ya estaba lista para ir con mamá. Pera entonces, Jose ya estaba en la camilla esperando (con otras dolorosas contracciones) a que saliera la placenta. Le puse a Julieta en los brazos y el pediatra le acercó al pecho. Y todo sucedió como lo había previsto: Juli primero olió el pezón, luego lo lamió un poco y al final empezó a mamar como Dios le dio a entender. Eso ayudó a que la placenta saliera más rápido, aunque no evitó los dolores de LOM. Todo lo demás fue cuestión de esperar a que el doctor atendiera a Jose. Un poco después de las 6 de la mañana ya estábamos todos en la habitación celebrando el nacimiento con uno de los muchos sandwiches que yo había preparado para los momentos previos al parto y con jugo de manzana. Por unos momentos la familia Ortega Ricaud estuvo a solas en la habitación. Nos tomamos fotos y nos dimos mucho apapacho. Más adelante llegó una enfermera para llevarse a Julieta a que le pusieran potasio (¿potasio?) en los ojos y a que le inyectaran vitamina k para ayudar en la cicatrización del ombligo. En ese momento, LOM y yo intentamos dormir, pero no tuvimos éxito. Estábamos muy cansados pero podía más la emoción de tener por fin a Julieta. Así nos dieron las 8 de la mañana y ahí ya no pudimos esperar más, así es que empezamos a dar la feliz noticia. Y desde aquí ustedes ya conocen la historia.
PD: La despedida la había prometido para el viernes. Con la experiencia reciente ya no se si podré cumplir con el día, pero definitivamente, lo siguiente que escriba será el adiós. Buaaaa!!!!!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Adolfo, esta narrativa sí fue sustanciosa - gracias por compartirla.
Propongo que el blog se transforme en "cuidando a Julieta" y en un año, en "educando a Julieta". O algo así. Está re-linda.
Un abrazo
Hola OP,
Perdón por no haberles escrito antes. Me da muchísimo gusto que Julieta haya nacido casi como en sus sueños, sin contratiempos, tráfico ni celular apagado. Muero de ganas por conocerla y ver (en vivo) las sonrisas de LOP.
Pero Juli justo aprovechó la semana que estábamos en NY y no teníamos conexión a internet!!! Así es que la noticia nos llegó tarde y con un chorro de cosas pendientes a nuestro regreso.
Hasta ahora, no sé cuándo podré conocerla pues no iremos a México en Navidad ni en fin de año. Pero estoy segura que cuando pise el DF, será una de mis primeras tareas a cumplir.
Por lo pronto, ya les mandé un emisario. Roberto anda de visita en el DF por trabajo, pero aprovechamos este viaje para mandar un cargamento para Julieta.
Perdí el teléfono y el celular de EOP, así es que por favor, envíenmelo cuanto antes para que Roberto se pueda poner en contacto con ustedes.
Él estará hospedado en el Holiday Inn del WTC, que está cerca de donde viven y puede ir a verlos. O bien, que ustedes lo pasen a saludar en algún momento.
Su celular de EUA es: 512 992 9592
Les mando muchos besos y que viva la familia Ortega Ricaud!
Con cariño,
Tania
Publicar un comentario